Sé sincero con la Confianza que deposito en ti y recuérdame de todo corazón.
Todo discurso sobre el Camino y la Meta es una linterna llevada por un ciego. Un ciego necesita un bastón en su mano; el buscador necesita su mano en la del Dios-Hombre.
Tan pronto comienzas a amar a aquéllos a quienes no puedes amar, comienzas a amarme como debo ser amado.
Amar a aquéllos a quienes no podrías odiar es natural, pero amar a aquéllos a quienes no puedes amar es amarme como Yo debería ser amado.