El sentido de la vida es amar a Dios.
La meta de la vida es llegar a ser Uno con Dios.
La manera más segura y más rápida de lograr este objetivo es aferrarse bien a Mi daaman, amándome más y más.
Todos los senderos son Míos.
Todos los senderos finalmente conducen a Mí.
El amor que aniquila al yo es el camino más corto hacia Mí, ya que no tiene sendero.
A través de los tiempos, los hombres han estado profundamente involucrados en la lucha por la paz y la felicidad. Es esta lucha la que los precipita al caos y a la miseria. Si sólo fueran conscientes del hecho de que no se debe luchar por la paz y la felicidad, sino que a éstas se las debe buscar dentro de uno mismo, abandonarían su pelea y estarían en paz consigo mismos y con el mundo.
Aunque Yo nazco para toda la humanidad, afortunados son los que Me aman mientras estoy en la tierra.