No es buscando la felicidad o seguridad individual, sino ofreciendo una y otra vez nuestra vida en el servicio a los otros, que es posible alcanzar la plenitud total de la verdad realizada. Dios debe ser buscado estableciendo la unidad del Uno en los muchos y no huyendo de la vida. Pureza, amor y servicio son los elementos de la vida espiritual.
Quienes purifican sus corazones del veneno del egoísmo, el odio y la codicia, alcanzan a Dios como su Verdadero Yo. La verdad de la vida divina no es una esperanza sino una realidad. Todo lo demás es ilusión. Tengan fe y serán redimidos. Tengan amor y conquistarán al yo limitado de los deseos que oculta al Verdadero Yo como Dios.
Desde el comienzo de la evolución de la consciencia hasta el final de la involución de la consciencia, todas las muertes que ocurren durante una existencia completa, son como tantos sueños durante una vida.