En el panorama espiritual interior del universo nada es más sublime que la plegaria espontánea. Ella surge del corazón humano llena de agradecida felicidad.
La plegaria que Dios escucha es la plegaria del corazón, esta elevación del corazón, este sufrimiento del corazón es a lo que Dios le presta atención. No tiene sentido conformarse con las prácticas y los rituales religiosos corrientes. Lo que importa es tu corazón, la oración que nace de tu corazón. Esta es la plegaria que Baba escucha; que Dios escucha.
La plegaria ideal hacia Dios no es más que la alabanza espontánea de su ser. Alábalo, no con espíritu de regateo, sino con espíritu de total olvido de ti mismo.