La meditación es universal. Resulta ser un proceso al que se dedican de alguna manera todos los seres vivientes.

El tigre que se propone devorar un cordero al que ha acechado, “medita” sobre el cordero. Y el cordero, una vez que vio al tigre, “medita” sobre el tigre. El pasajero que espera un tren en el andén está “meditando” sobre el tren, y el maquinista, que espera que en la siguiente estación lo releven, está “meditando” sobre la estación. El científico que trabaja sobre un problema sin resolver, “medita” sobre este problema. La meditación es un resultado de aplicar naturalmente la mente a objetos que se nos presentan en la vida.

Todas estas formas de “meditación” son, en un sentido, formas de meditación, pero cuando hablamos de espiritualidad, la palabra meditación se suele reducir a las formas de meditación que resuelven el problema de comprender en forma sistemática, en forma profunda e intensa el tema de la experiencia.

Las formas espirituales de la meditación sólo cobran existencia cuando las otras formas generales de meditación llevaron a la persona a cierta crisis o callejón sin salida. Entonces la persona se ve obligada a elegir el objeto de la meditación a la luz de algún ideal espiritual y también debe revisar la manera de meditar a la que tal vez se haya acostumbrado.

— Meher Baba. Discursos, "Tipos de meditación. Parte III. Clasificación de los tipos generales de meditación."