La meditación es un camino para atravesar las limitaciones de la mente. Podemos describir a la meditación como un camino que el mismo individuo, que la persona, va abriendo mientras procura superar las limitaciones de su mente. Si alguien está bloqueado en un bosque tupido, enmarañado, y trata de salir al aire libre, sus esfuerzos por abrirse paso a través de los obstáculos que lo rodean dejarán atrás los senderos de su recorrido. Estudiando estos senderos, un observador podría describir el camino que aquella persona atravesó al intentar salir al aire libre, más allá del bosque. Por ejemplo, los movimientos de quien sale del bosque difieren en principio de los de una locomotora, la cual se desplaza sobre rieles ya trazados en el rumbo que ha de tomar. El individuo no sigue por un sendero trazado de antemano, ya armado; el sendero queda impreso después de que lo atravesó. Del mismo modo, quien está sumido en profunda meditación, está luchando a brazo partido con los problemas espirituales que encara, y no solo tratando de seguir un rumbo rígido que ya existe en su estructura mental.