Baba llegó a Saoner a las diez en punto, y nuevamente allí toda la aldea concurrió para recibir su darshan. Pophali y otro abogado llamado P. D. Harkare programaron el darshan de manera excelente, y a Baba lo llevaron a la residencia de Bhawalkar Pleader.
Por todos lados de la casa sólo se podía ver un mar de cabezas. Personas de seis o siete aldeas hacía días que estaban aguardando para aprovechar esta oportunidad. Hacía mucho tiempo que Baba se había aposentado en sus corazones. Pophali había realizado una labor excelente difundiendo en la zona los mensajes y el amor de Baba. Como resultado de esto, casi cuarenta mil hombres, mujeres y niños habían llegado anhelando recibir el darshan de Meher Prabhu – Lord Meher (Señor Meher). Baba salía varias veces de la casa para bendecir a la multitud que, no contenta con eso, no se dispersaba.
Un personaje famoso, llamado Chande Maharaj, salió de entre la muchedumbre y se acercó a Baba, juntó las manos y con lágrimas en los ojos, le rogó: “Por favor, bendíceme para tener éxito en las actividades de mi vida”.
Baba se lo aseguró contestándole: “La central eléctrica nunca falla, siempre que los cables se mantengan conectados con ella”.
Las aclamaciones a Baba “¡Jail!” llenaron los aires y todos estaban jubilosos. Comenzaron los cánticos de bhajans y la gente se olvidó del mundo y sus problemas, embriagada por la sonrisa del Amado. A continuación, Baba y los mándali almorzaron y luego fueron escoltados hasta el Centro Espiritual Meher, en Saoner; allí Harkare, con lágrimas en los ojos, celebró el arti de Baba, y la familia de Pophali recibió el darshan de Baba. El mensaje de éste, sobre “Un Fuego Inextinguible”, fue leído en voz alta por Harkare, y traducido luego al marathi por Gadekar. He aquí una parte del mensaje de Baba:
La vida de los deseos se ve forzada, siempre y necesariamente, a una oscilación incesante entre estos opuestos: alegría y sufrimiento, complacencia y decepción, bien y mal. Pero en medio de estos tumultuosos dolores y goces de la vida individual (egoica), cuando la experiencia madura y cuando media la gracia del Maestro, se percibe claramente la total futilidad de los deseos que procuran satisfacerse con formas falsas y efímeras de la vida.
Así comienza la vida en la que se anhela lo espiritual, acompañada por un constante discernimiento entre lo verdadero y lo falso. Cuando este anhelo espiritual despierta así, jamás puede sosegarse ni evadirse. Se convierte en un fuego inextinguible que incendia las raíces mismas de los restrictivos deseos. Así el peregrino llegará a su morada de paz por medio de un agudo anhelo espiritual.
Entonces Baba procedió a inaugurar el predio ubicado frente al colegio municipal, en el que se había erigido un gigantesco pandal, que no resultó suficientemente amplio para albergar a los miles de personas que se habían congregado. Allí la multitud fue tan enorme que resultó difícil tenerla bajo control.
Jal Kerawala leyó en voz alta el mensaje del Maestro, titulado “La Herencia Divina del Hombre”, y Harkare Pleader lo repitió en marathi:
En todos los climas y lugares, el ser humano busca constantemente la felicidad, pero muy pocos la consiguen porque son muy pocos los que verdaderamente conocen el secreto de la felicidad.
El ser humano se siente constantemente frustrado y limitado, y se halla siempre en las garras de un tormento y un sufrimiento que no tienen alivio porque, al no conocer su propia naturaleza verdadera, él se identifica con el cuerpo, con los deseos, o con la limitada mente individual, y de ese modo se convierte en una víctima de sus respectivas limitaciones y sufrimientos. Sólo sabiéndose diferente y más allá de aquello, él podrá tener libre acceso a la herencia divina por la que podrá ser feliz, la cual es inseparable de su propia existencia Divina.
El Maestro no da al aspirante algo que ya exista dentro de este último en forma latente. El Maestro sólo revela el Ser Real del aspirante y le permite tener acceso a su propia herencia divina que por derecho le pertenece.
— Bhau Kalchuri, Lord Meher VIII.