Se suponía que Elizabeth y Norina se encargaban de Lucky, el monito, y todas se quejaban de él. El jueves 5 de septiembre, cuando Baba se hizo presente, Mansari estaba tan enojada que se quejó por el comportamiento de Lucky, y Baba le contestó:

-Alguien preguntó a Hafiz qué significaba la espiritualidad y él contestó con una oda: “A no ser que contraríen a su yo inferior, no podrán unirse con su Yo superior.” Ahora bien, ¿qué es el yo inferior? El que las hace pensar que son pequeñas, el que las hace sentir insatisfechas e infelices, y el que hace que los demás las vean pequeñas. Por ello, contrariar al yo inferior significa transformarlo en dirección totalmente opuesta. Sean eso que las hace parecer grandes y que hace que los demás las vean grandes. Sigan estando alegres y contentas, felices y satisfechas. Cuando están insatisfechas, infelices, molestas y malhumoradas, es el yo inferior de ustedes el que se está haciendo valer. Las personas siempre echan la culpa de su insatisfacción y sufrimiento a los demás. Pero el hecho es que cuando sufrimos, es nuestra culpa.

Mansari se puso nerviosa, se enojó y sufrió, y echó la culpa de esto a Elizabeth, Norina y Lucky. Pero si ella hubiera trascendido al yo inferior, lo hubiera tomado con calma, y lo hubiera olvidado sin que la afectara. Nada las molestará si ustedes son firmes. Lo serán con seguridad si lo intentan. Yo no quiero represión sino transformación. Ni por un instante digan que no deben enojarse. No se confundan. Deben enojarse cuando surja la ocasión. Pero deben quitarse el enojo de la cabeza enseguida. No tiene sentido ayunar si ustedes no sienten hambre.

Ya les conté esta anécdota. Una vez el Profeta Mahoma dijo a Alí, su principal apóstol: “Si quieren conocerme, esfuércense al máximo en controlar su ira y en transformarla en amor”. Al día siguiente, alguien desafió a Alí a pelear. Alí peleó, lo venció y, derribándolo, se sentó sobre su pecho. El hombre escupió a Alí en la cara (el peor insulto para un musulmán) y Alí se encolerizó tanto que alzó su daga para matarlo. Pero entonces recordó lo que Mahoma le había dicho y, en cambio, besó a aquel hombre y dejó que se marchara. Ahora bien, si Alí no se hubiera encolerizado, no habría tenido la oportunidad de controlarse. ¡Eso no significa que ustedes deban besarse unas a otras cuando están enojadas!

— Bhau Kalchuri, Lord Meher VII.