De vuelta en Dehra Dun, un día, mientras conversaba con los mándali, Baba le dio esta explicación a Kishan Singh: “Un tren fletero tiene enganchado muchos vagones. Algunos contienen buen material y otros mal material –hierro, cobre, desechos, etcétera– en diferentes vagones. Pero, ya se trate de material bueno o malo, cuando a los vagones los enganchan con la locomotora, irán adonde la locomotora vaya. La locomotora no lleva vagones que contienen solamente cosas buenas, dejando detrás las malas. De manera parecida, yo soy como una locomotora, y quienes permanecen enganchados conmigo llegan a su destino, siendo virtuosos o malvados”.
Keki Navala le preguntó: “¿Pero cómo permanecemos enganchados contigo?”
Baba replicó: “Permanecer enganchado conmigo significa acatar mis deseos, recordarme y olvidarse de ustedes mismos”.
Kumar dijo: “¡Esto es imposible, Baba! Esta clase de unión depende de tu gracia”.
Baba replicó: “Si lo intentas, serás merecedor de mi gracia. Yo soy el Océano Infinito de la Misericordia, y derramar misericordia es mi modo de ser. Si arrojas sándalo o suciedad al océano, ¿esto tendrás algún efecto sobre él?”
–No –le dijo Kumar.
–¿Por qué no?
Kumar replicó: “En el océano hay agua fresca en abundancia y no emite fragancia si le arrojan rosas ni hiede si le descargan basura”.
Baba declaró: “El océano absorbe dentro de sí montones de sándalo o desechos, y cosas buenas o malas, pues es ilimitado. De manera parecida, si me arrojas tus acciones buenas y malas, yo te liberaré de todas las ataduras absorbiéndolas. Pero lo que significa arrojármelas o consagrármelas es que, a continuación, debes olvidarlas por completo porque la verdadera consagración no consiste en recordarlas”.
— Bhau Kalchuri, Lord Meher XI.