Cuando la consciencia del alma está madura (2) para desenredarse del mundo denso, entra en el sendero espiritual y se vuelve hacia dentro. Sus impresiones densas se tornan ahora menos profundas. Se debilitan o se vuelven más sutiles, y el resultado de esto es que el alma se vuelve consciente de lo sutil. Éste es el primer paso en la involución de la consciencia, que pugna por liberarse de la carga de las impresiones. Algunos ciclos de nacimientos y muertes en la forma humana tienen que contribuir a esa madurez de la experiencia densa, que finalmente propulsa a la consciencia del alma hacia el sendero de la involución liberadora, en el que las impresiones se debilitan cada vez más y, a su debido tiempo, desaparecen. Las impresiones densas se convierten en impresiones sutiles; las impresiones sutiles se convierten en impresiones mentales; y las impresiones mentales son finalmente eliminadas, dejando a la consciencia libre para que refleje la Verdad.
El proceso de la involución es generalmente gradual. La herencia humana de la forma, al igual que las impresiones, viene de los animales, por lo que las impresiones densas son muy fuertes. En casos extremadamente raros, las impresiones densas pueden desaparecer repentinamente, y la consciencia liberada del alma, experimenta el Alma Universal. Pero es más usual que las impresiones densas se debiliten cada vez más (convirtiéndose así en impresiones sutiles y mentales), y luego se esfumen por completo. Por regla general, el alma, que emprendió su viaje de regreso al hogar, no vuelve al mundo denso en el que se había extraviado como si fuera un desierto. Esto no significa que el alma consciente de lo sutil no asuma una forma densa ni habite en el mundo denso con su cuerpo denso. Significa que la consciencia del alma ya no está enredada con la forma densa ni con el cuerpo denso, y que está principalmente enfrascada en el mundo sutil. Por regla general, el alma primero corta su vínculo con el mundo denso, luego con el mundo sutil, y por último, con el mundo mental, y llega a darse cuenta de que está más allá de todos ellos. Mientras recorre este sendero, cruza seis planos, de los cuales los tres primeros pertenecen al mundo sutil, el cuarto está en la línea fronteriza de los mundos sutil y mental, mientras que el quinto y el sexto pertenecen al mundo mental. El alma, que mora eternamente en el Alma Universal, está más allá de todos los planos.
A medida que la consciencia densa del alma humana consciente de lo denso involuciona gradualmente, esta consciencia de lo denso que está involucionando experimenta parcialmente el primer plano (3) del mundo sutil por medio del cuerpo sutil plenamente desarrollado del alma.
En esta etapa, la consciencia densa involucionada del alma humana consciente de lo denso, tiene las primeras vislumbres del primer plano del mundo sutil y experimenta estas vislumbres o impresiones, en parte a través del cuerpo denso, y en parte a través del cuerpo sutil. Aquí, tanto los sentidos densos como los sutiles son usados simultáneamente.
Ésta es la etapa en la que se dice que el alma humana está, por así decirlo, en la línea de demarcación, como se muestra en el dibujo,* que separa al mundo denso del mundo sutil. La consciencia de esta alma humana experimenta cosas extrañas. Con sus ojos densos, el peregrino ve vislumbres del plano sutil, con sus oídos densos oye música celestial del plano sutil y con su nariz densa disfruta aromas sutiles. En suma, el alma humana consciente de lo denso, en parte en el primer plano del mundo sutil, experimenta impresiones sutiles con los sentidos densos.
Gradualmente, con mayor involución de la consciencia densa, el alma humana, consciente de lo denso, experimenta completamente el primer plano del mundo sutil. Ahora, el alma humana, consciente de lo denso, ya no es más consciente de lo denso sino consciente de lo sutil. Esta alma humana, consciente de lo sutil, se torna gradualmente consciente del segundo plano (4) del mundo sutil. Este mundo sutil es el dominio de la energía infinita del poder infinito de Dios, que cuando se traduce en lo finito, se manifiesta aquí en la forma de la energía infinita del mundo sutil.
Cuando el alma tiene consciencia sutil en la forma humana, es inconsciente del cuerpo denso y de la mente (cuerpo mental); pero opera a través del cuerpo denso y a través de la mente (cuerpo mental), no directamente, sino en el plano sutil.
Por lo tanto, aun cuando el alma humana, consciente de lo sutil, es inconsciente del cuerpo denso y del cuerpo mental, y en consecuencia no se da cuenta de los mundos denso y mental, el hombre puede usar al cuerpo denso a través de diversos aspectos de lo denso, como por ejemplo, comiendo, bebiendo, durmiendo, sintiendo, oyendo, etc.; y puede usar el cuerpo mental a través de diversos aspectos de la mente (cuerpo mental), como por ejemplo, a través de los deseos, pensamientos y emociones.
El alma humana, consciente de lo sutil, que está en el segundo plano, con mayor involución de la consciencia, gana gradualmente consciencia de la energía infinita del mundo sutil y es capaz de realizar artificios o milagros menores de nivel inferior. Por ejemplo, con sólo desearlo, el hombre puede hacer que un árbol seco reverdezca y viceversa; puede detener trenes y automóviles, llenar un pozo seco con agua fresca, etc. Esta alma humana, consciente de lo sutil, que está en el segundo plano, experimenta al mundo sutil con los sentidos sutiles de su cuerpo sutil. El peregrino es ahora totalmente inconsciente del mundo denso, aunque por todas las apariencias externas permanece y funciona como un hombre corriente (comiendo, durmiendo y teniendo sensaciones de dolor y placer, etc.) pero, en realidad, su consciencia involutiva no experimenta al mundo denso sino al mundo sutil y crea nuevas impresiones sutiles solamente de las vistas, los aromas y los sonidos del mundo sutil.
La mayor involución de la consciencia sutil del alma humana consciente de lo sutil, hace que el alma experimente el tercer plano (5) del mundo sutil. Aquí la consciencia sutil gana mayor consciencia de la energía infinita del mundo sutil, y el alma experimenta mayor poder finito. Aquí el hombre es capaz de obrar grandiosos milagros, como por ejemplo, dar la vista a los ciegos y restaurar los miembros de los mutilados. Aquí esta alma humana consciente de lo sutil es también capaz de experimentar los diferentes planos y mundos de la esfera sutil, así como el alma humana consciente de lo denso es capaz de viajar desde Asia hasta Australia o América usando los vehículos densos de que dispone. (6)
Los planos segundo y tercero de la esfera sutil son los dos planos mayores que están solamente en el campo de la esfera sutil. El primer plano se halla en parte en el campo de la esfera sutil y en parte en la esfera densa. De manera parecida, el cuarto plano es en parte de la esfera sutil y en parte de la esfera mental. Este cuarto plano se conoce como el umbral de la esfera mental.
Con un avance gradual y ulterior en la evolución de la consciencia del alma humana consciente de lo sutil, la consciencia del alma inclina a ésta para que experimente el cuarto plano. En el cuarto plano, el alma es plenamente consciente de la energía infinita. Se trata de la misma energía infinita que es el aspecto umbrío de ese poder infinito de Dios. Aquí el alma está equipada con pleno poder e incluso es capaz de resucitar a los muertos y de crear nuevas formas y mundos llenos de vida.** En el cuarto plano no hay poderes ocultos. Son poderes divinos.
Como se muestra en el Gráfico I, el alma humana consciente de lo sutil que está en el cuarto plano, al poseer la llave del reservorio del poder infinito, se ve en el umbral del mundo mental, confrontada con el total estallido de intensos deseos y emociones que son los aspectos de la Mente del mundo mental. En esta etapa, el alma experimenta, por así decirlo, el estado de la noche más oscura. El peregrino se halla atrapado entre el Demonio y el abismo. La superpotente incitación, mediante deseos intensos, a ejercer y usar esta energía infinita a voluntad, demuestra ser en esta circunstancia un enemigo traicionero cuando la involución de la consciencia de esta alma humana consciente de lo sutil avanza infalible y rápidamente para lograr dominar todos los deseos.
Si estos deseos en su cenit superan al alma que está en el cuarto plano y se usan mal los poderes, entonces la experiencia de liberar esta energía infinita, resulta invariablemente fatal en esta circunstancia, para el alma que está en el cuarto plano. El resultado es que toda la consciencia ganada por el alma se desintegra violentamente, y el alma retiene solamente la consciencia muy finita y se identifica una vez más con la forma de la piedra. Entonces, esta alma tiene que pasar por todo el proceso de la evolución desde la forma de la piedra hacia adelante para recuperar la consciencia total.
El alma del cuarto plano tiene impresiones semisutiles y semimentales. El hombre está sujeto a muy atormentadoras tentaciones porque tiene deseos intensos y abrumadores, buenos y malos. Al estar en posesión de un poder tremendo, es impelido a hacer buen uso o mal uso de él. Si usa mal su poder para la satisfacción de la lujuria o en pro de un anhelo de renombre o fama, o en procura de otro propósito bajo, hay una caída repentina de esta consciencia del alma, haciendo que ésta vuelva a la etapa de la consciencia de la piedra. Pero si venciendo sus tentaciones, el hombre hace buen uso de sus poderes tremendos, o no hace uso alguno de sus poderes, entra en el quinto plano, en el que está a salvo y no tiene posibilidad de caer. Pero asimismo si hace buen uso de los poderes, a veces es impulsado ascendentemente a ingresar en el sexto plano por las almas conscientes del vidnyan en el estado de Qutub o Maestros Perfectos (pero no de los Jivanmuktas ni de los Majzoobs).
El buen uso del poder en el mundo denso puede ser dirigido hacia fines materiales y espirituales. Por ejemplo, la riqueza podría gastarse para el bienestar material de los demás, como por ejemplo, para hospitales sin fines de lucro, para alivio de los hambrientos y afligidos, etc., o para el bienestar espiritual de éstos, proveyéndoles instrucción espiritual y posibilidades espirituales. Pero en el cuarto plano, el buen uso de las fuerzas consiste invariablemente en encauzarlas solamente para el bienestar espiritual de los demás. Estas fuerzas jamás deben usarse para producir la prosperidad material de nadie. Éste es, definitivamente, un mal uso. Lo siguiente podríamos tomarlo como un ejemplo del buen uso de las fuerzas en el cuarto plano: Supongamos que un peregrino espiritual atraviesa un desierto y está a punto de morir debido a una sed abrasadora. El alma del cuarto plano puede aparecérsele en el cuerpo denso y aliviarle dándole una jarra de agua y luego desaparecer. Ese uso puede calificarse como bueno.
Los poderes pueden usarse para un bien individual o colectivo. Pero incluso el buen uso ata y detiene el ulterior avance del alma. Es por esta razón que el cuarto plano es el más difícil de cruzar y está cargado de grandísimos peligros. La persona situada en el cuarto plano halla dificilísimo abstenerse de ejercer los formidables poderes de que dispone para la satisfacción de sus abrumadores deseos.
El cuarto plano es el umbral del mundo mental. En este plano, más que en cualquier otro plano sutil, el peregrino espiritual es especialmente proclive a tener una vertiginosa caída. La crisis que afronta el alma del cuarto plano es grave y azarosa, porque el hombre entra en posesión de estupendos poderes divinos antes de haber logrado subyugar completamente a su mente. No puede controlar completamente su mente porque, a menos que y hasta que se eleve hasta el quinto plano que es el del mundo mental, no podrá experimentar ni usar directamente su mente. A semejanza del alma humana consciente de lo denso, el alma consciente de lo sutil, que está en el cuarto plano, también usa indirectamente su mente. Ahora, en este cuarto plano, la mente está totalmente viva. Funciona en todos los aspectos plenamente desarrollados de sus pensamientos, sentimientos y deseos, que se hallan en el cenit de su intensidad abrumadora. Por un lado, el alma trata de lograr dominar a su propia mente que se rebela y de subyugar a las fuerzas subversivas de los deseos que están sueltos. Por el otro, la ilimitada energía de los planos está completamente a su disposición y busca constantemente alguna expresión o uso.
Si el alma cede ante las abrumadoras tentaciones de someter sus poderes a un mal uso, hay un enorme estallido psíquico de magnitud inimaginable. Las fuerzas explosivas que de ese modo se ponen en movimiento llevan a cabo una completa desintegración de la consciencia, sometiéndola a una caída cataclísmica desde las alturas de la consciencia sutil del cuarto plano hacia los abismos más bajos de la rudimentaria consciencia de piedra que el alma experimentó en los comienzos de la evolución. Este cataclismo psíquico desintegrador puede ser comparado con una lamparilla eléctrica que se quema a causa de un cortocircuito irreparable. El alma caída no tiene otra opción que la de volver a pasar por el ascenso largo y laborioso de la consciencia en evolución, durante eras de evolución y reencarnación a través de innumerables formas, ascendiendo luego, gradual y pacientemente, a través de los planos.
Esta desintegración de la consciencia ocurre solamente en el caso de la consciencia del cuarto plano, y esto muy raramente, sólo cuando se emplean mal los poderes del cuarto plano. En lo concreto, lo normal es que, una vez que se obtuvo la consciencia, jamás se la puede perder, pero el caso de la consciencia del cuarto plano es la única excepción.
Si el alma no emplea mal los poderes de los que dispone, sino que los usa para el bien sin que los deseos la dominen, entonces, con ulterior involución de la consciencia, la consciencia del alma humana consciente de lo sutil a veces experimenta directamente el sexto plano del mundo mental y saltea las experiencias del quinto plano del mundo mental. ͣ
Pero si esta consciencia del alma en el cuarto plano de la consciencia no usa ni bien ni mal los poderes del cuarto plano, entonces, gradualmente, durante la ulterior involución de la consciencia, el alma humana consciente de lo sutil en el cuarto plano cruza el umbral del cuarto plano y entra en el mundo mental en el quinto plano.
Con la mayor involución de la consciencia del alma humana consciente de lo sutil en el cuarto plano, la consciencia del alma humana consciente de lo sutil se identifica con la Mente de los planos mentales y experimenta el mundo mental.
Esta Mente de los planos mentales tiene dos partes. En la primera parte, el estado de la Mente es inquisitivo o reflexivo. En este estado, la Mente funciona como pensamientos: pensamientos elevados y pensamientos bajos; pensamientos buenos y pensamientos malos; pensamientos materiales y pensamientos espirituales, etc.
En la segunda parte, el estado de la Mente es impresionante o simpático. En este estado, la Mente funciona como sentimientos: sentimientos de sufrimientos, emociones; sentimientos de deseos y anhelos; sentimientos de angustias, separación, etc.
Cuando la Mente del mundo mental tiene funciones duales diferentes, es necesario que las experiencias en el campo de la Mente (o sea, en el mundo mental) deban ser también diferenciadamente de dos clases.
Por ello, el mundo mental tiene dos campos: el campo del quinto plano de la consciencia de los Pensamientos y el campo del sexto plano de la consciencia de los Sentimientos. ͤ
Por lo tanto, la consciencia del alma humana consciente de lo mental en el quinto plano (7) se identifica sólo con la primera parte de la Mente y es consciente del estado de la Mente que es inquisitiva o reflexiva. Por ello, esta alma humana consciente de lo mental del quinto plano es la creadora y maestra de los pensamientos, y es capaz de controlar sólo los pensamientos de todas las almas conscientes de lo denso y lo sutil. Esto es a menudo interpretado erróneamente como controlar las mentes de todas las almas conscientes de lo denso y lo sutil. (No controla a la mente en su totalidad sino que sólo controla el estado de la Mente que funciona como pensamientos.)
El alma humana consciente de lo mental en el quinto plano de la consciencia, mientras se identifica como Mente inquisitiva o reflexiva, sólo emana pensamientos, no se identifica con el segundo estado de la mente y, por lo tanto, es incapaz de establecer dominio sobre sentimientos, emociones y deseos.
Sin embargo, durante la mayor involución de la consciencia, el alma humana consciente de lo mental en el quinto plano obtiene la consciencia del segundo estado de la Mente del mundo mental en el sexto plano y así tiende a identificarse como esta Mente en el segundo estado: la Mente impresionante y simpática. Por ello, la consciencia del alma humana consciente de lo mental alcanzó mayor consciencia del sexto plano del mundo mental.
El alma humana consciente de lo mental de la consciencia del sexto plano experimenta al mundo mental a través de la consciencia completa de los sentimientos, y por ello no tiene pensamiento alguno sino que realmente siente que es consciente del sentimiento de ver a Dios cara a cara continuamente en todas las cosas y en todas partes. ‘Ve’ ͥ a Dios continuamente pero no puede verse en Dios como Dios. Por lo tanto, no puede conciliar su sensación visual de Dios con su propia identidad con Dios; y por ello, anhela, ansía y se angustia por unirse con Dios a Quien ‘ve’ cara a cara. Esta identificación con el segundo estado de la Mente -el sentimiento- es el aspecto predominante del amor divino que, en última instancia, conduce a la unión con Dios.
El quinto plano del mundo mental es el estado de la consciencia plena del pensamiento; de ahí que sólo se establezca el dominio sobre el control y la creación de los pensamientos, mientras que no se establece dominio ni control sobre los sentimientos o emociones y deseos.
El sexto plano del mundo mental es el estado de plena consciencia del sentimiento, y, por lo tanto, se establece el dominio sobre el control y la creación de los sentimientos, y ya no queda campo para que siquiera un solo pensamiento penetre en el dominio de los sentimientos. La consciencia del sexto plano no tiene pensamientos y gobierna los sentimientos de las almas conscientes de lo denso y lo sutil. Esto a menudo se interpreta erróneamente como dominio sobre los corazones de todas las almas conscientes de lo denso y lo sutil. (Un alma con consciencia del sexto plano no gobierna ni regula el denominado corazón sino que controla y gobierna el estado de la Mente en el plano mental, que emana sentimientos de emoción y deseos.)
El amor a Dios y el anhelo de unirse con Él se demuestra real y plenamente en el sexto plano; cuando se trasciende incluso el sexto plano del mundo mental, entonces la ilusión desaparece y se realiza a Dios.
En la forma humana, cuando el alma es consciente de lo mental,ͦ es inconsciente del cuerpo denso y del cuerpo sutil, pero opera a través de los cuerpos denso y sutil, no directamente, sino en el plano mental. Por lo tanto, aunque el alma humana consciente de lo mental es inconsciente del cuerpo denso y del cuerpo sutil y, por lo tanto, no percibe los mundos denso y sutil, puede utilizar inconscientemente lo denso a través de varios aspectos de lo denso y es así que se la ve comer, beber, dormir, ver, oír y sentir como un común y corriente ser humano consciente de lo denso, mientras durante todo ese tiempo es consciente solamente del mundo mental mediante su ‘visión’ mental. De manera parecida, puede utilizar inconscientemente lo sutil a través de varios aspectos densos de energía en la forma de energía nuclear, etc., mientras durante todo el tiempo sólo es consciente de ‘ver’ con su sentido mental. Esta alma humana consciente de lo mental en el mundo mental ahora sólo tiene un sentido, y ese sentido es el de ‘ver’.
Por lo tanto, esta alma humana consciente de lo mental en el quinto plano experimenta el primer estado del mundo mental con el cuerpo mental o la mente, y obtiene la consciencia del primer estado de la Mente. Aquí, esta alma es capaz de controlar el primer estado de la Mente (o sea, los pensamientos de las almas humanas conscientes de lo denso y conscientes de lo sutil), pero ahora es totalmente incapaz de obrar milagro alguno debido a su total inconsciencia de la energía infinita del mundo sutil y sus poderes. Sin embargo, como esta alma humana consciente de lo mental controla el primer estado de la Mente de las almas humanas conscientes de lo sutil, la incitación en el alma humana consciente de lo sutil a obrar milagros es contenida, controlada o agravada según el deseo y la voluntad de la mente del alma humana consciente de lo mental, que es capaz de crear y controlar pensamientos de otras mentes y ella misma es estable y nunca puede volver a caer en cualquier nivel inferior de la consciencia.
Gradualmente, a medida que se profundiza cada vez más la involución de la consciencia del alma humana consciente de lo mental, experimenta dominio sobre el segundo estado de la Mente (o sea, el sentimiento) y es ahora plenamente consciente de la mente o del cuerpo mental, y experimenta la totalidad del cuerpo mental en el sexto plano. (8) Esta experiencia es la de ‘ver’ a Dios cara a cara: ver a Dios en todas partes y en todas las cosas.
Ascendiendo desde el primer plano hasta el sexto plano, la involución de la consciencia avanzó gradual y firmemente a medida que la consciencia del alma tuvo experiencias, cada vez menos frecuentes de múltiples y diversas impresiones contrarias que se debilitaron cada vez más. En consecuencia, mientras avanzaba la involución de la consciencia del alma, las diversas impresiones contrarias se tornaron gradualmente más escasas y más débiles hasta que la involucionada consciencia del alma en el sexto plano es plenamente consciente del cuerpo mental y experimenta el mundo mental a pleno, prácticamente sin impresión alguna, salvo una última débil huella de impresiones residuales de opuestos. O sea, la consciencia involucionada se identifica plenamente con la Mente, y el alma tiende a comprender que ella es la Mente; y esta alma, como Mente, tiene una impresión última y total de que ‘ve’ a Dios cara a cara en todas las cosas pero no puede verse en Dios.
Esta alma humana del sexto plano, consciente de lo mental, casi vacía de toda impresión ͧ y sólo consciente de la mente, se enfrenta ahora con Dios cara a cara y ve a Dios en todas las cosas pero no se ve en Dios porque, siendo aún consciente de la mente, se considera como Mente. Esta alma humana consciente de lo mental se asocia con la mente, y es consciente de sí como Mente, y se experimenta como algo que todavía es distinto de Dios. Esta alma humana consciente de lo mental en el sexto plano ‘ve’ realmente a Dios cara a cara más vívida e intensamente que el alma humana consciente de lo denso y lo sutil ve los objetos de los mundos denso o sutil.
En esta etapa, la consciencia del alma, que había experimentado diversas, innumerables y opuestas impresiones, experimenta ahora el último vestigio de las impresiones duales de los opuestos. Esta alma humana consciente de lo mental en el sexto plano es todavía consciente de la dualidad, identificándose como mente y diferenciándose de Dios. (9)
Esta experiencia de la dualidad persiste hasta que la involución final de la consciencia del alma consciente de lo mental, lleva al alma a disociarse de la mente (la consciencia de la mente había objetivado a Dios), y hace que el alma se asocie con su propio Yo: el Alma o Atma.
Por lo tanto, se dice que la consciencia del alma experimenta ahora, finalmente, la consciencia del séptimo plano. Aquí, en el séptimo plano, el alma humana consciente del Yo es consciente de sí misma como Dios y experimenta poder infinito, conocimiento infinito y dicha infinita.
Al alma humana consciente de lo mental le es enteramente imposible (10) cruzar el sexto plano y experimentar, por su propio esfuerzo,ͫ el séptimo plano. En esta etapa, la gracia de un Maestro Perfecto es absolutamente esencial para ayudar al alma humana consciente de lo mental a disociarse de la consciencia de la mente y hacerle comprender su unidad con el estado infinito, experimentar conscientemente la dicha infinita y comprender que él (el atma) estaba eternamente en dicha.
Es por ello que el alma humana del séptimo plano, consciente del Yo, es ahora plenamente consciente del Yo como infinito y eterno y también es ahora consciente de la Fuente de la energía y la mente, que no eran sino los aspectos umbríos de su propio poder infinito y su propio conocimiento infinito.
Esta alma humana consciente del Yo que ahora realizó al Yo o realizó a Dios, no sólo experimenta poder, conocimiento y dicha infinitos sino que los irradia simultáneamente. A veces, en ciertos casos, esas almas humanas conscientes del Yo también hacen uso de este poder, este conocimiento y esta dicha infinitos directa y conscientemente para la emancipación de otras almas de sus impresiones y sus respectivas asociaciones con las formas y los mundos densos, sutiles y mentales.
En su esfuerzo por lograr la consciencia del Yo, el atma (alma) individual y eterna, inconsciente de su estado infinito en Paramatma, acumuló y experimentó innumerables impresiones diversas, y durante todo ese tiempo se asoció con existencias finitas y efímeras, desplegando los mundos densos, sutiles y mentales mientras evolucionaba la consciencia densa del mundo denso y mientras involucionaba la consciencia de los planos sutil y mental de los mundos sutil y mental.
La involución de la consciencia del atma, que culminó mediante la gracia de un Maestro Perfecto, condujo al atma hacia la realización del Yo de su estado infinito en Paramatma. ͪ
Es por ello que, cuando la consciencia del atma obtuvo la consciencia del Yo y experimentó el poder, el conocimiento y la dicha infinitos, el atma se dio cuenta que existe eternamente; que a través de su afán por obtener la consciencia del Yo, las impresiones, experiencias y asociaciones de los cuerpos y mundos densos, sutiles y mentales sólo fueron un sueño vacío; y que la identificación con los cuerpos densos, con las criaturas y con los seres humanos y todas las experiencias de los tres mundos y los seis planos, con todas sus parafernalias, contaban con sus respectivas existencias sostenidas y mantenidas mientras la consciencia del atma era inmadura. La madurez sólo fue obtenida en el séptimo plano, con la involución plena de la consciencia. Esto hizo que el atma realizase al Yo, o que el atma fuese plenamente consciente de la realización de Dios. En otras palabras, fue realizado conscientemente el propio estado infinito del atma en Paramatma. ͯ
Sólo después de ser finalmente aniquilada la mente, y después de desgastarse la cortina de las impresiones mentales, la consciencia puede funcionar plenamente libre de las ataduras de las impresiones. Esto significa cruzar el profundo abismo que separa al sexto plano del séptimo plano. El séptimo plano es la morada sin forma del Supremo. ͨ El Supremo, o el Dios infinito como Verdad sólo puede ser realizado trascendiendo totalmente el reino de la imaginación. Sólo en este séptimo plano el alma satisface su anhelo inicial de autoconocimiento experimentando a su propio Yo como idéntico al Alma Universal inmutable, eterna, indivisible y sin forma con conocimiento infinito, realidad infinita (Verdad), poder infinito y dicha infinita.